Comentario de Texto
Danza sélfica

El texto de Joan Fontcoberta sobre el selfie, empieza explicándonos un spot televisivo para anunciar un nuevo modelo de cámaras digitales. A partir de ahí, Joan saca tres estadios de la expresión fotográfica, dónde la conclusión es; necesitamos tener nuestra cámara siempre dispuesta para no perdernos esas ocasiones irrepetibles. Este, perfectamente podría ser nuestro eslogan, pero sobretodo nosotros pasamos con creces los tres estadios. No solo los más jóvenes sino también, las personas de mediana edad. Ya que cada vez se están modernizando a lo largo del tiempo. El primera etapa revela el impulso documental, el impulso de mantener ese momento en algo físico y duradero de por vida, este tipo de fotografías son las primeras en hacerse debido a la naturalidad y la espontaneidad del momento. Todos alguna vez en nuestra vida hemos querido conservar esos momentos con los amigos, en eventos especiales o con la familia. En la siguiente etapa, sería el afán de interpretar y no solo testimoniar. Este cada vez es más común debido a las diversas instalaciones que hay hoy en día para poder divulgar fotografías y conseguir así seguidores interesados en estas. También entra en esta etapa el tipo de fotografía artística debido a que la imagen ha perdido esa naturalidad de la primera etapa, ahora busca esa estética popular del momento, la cual utilizan mucho los jóvenes para la aplicación de Instagram. En la última etapa, la muchacha irrumpe la fotografía introduciéndose en ella, llamado hoy en día selfie. El selfie cada vez ha ido adquiriendo fama haciéndose así un tipo de fotografía y con un claro mensaje yo estaba ahí. Este tipo de fotografía cada vez es más común en los viajes en familia o con amigos, ya que del selfie surge un resultado cómico.

Es verdad, que este tipo e fotografía que es el selfie se ha visto en una polémica en la que cabe preguntarse si este es la expresión de una sociedad vanidosa o egocéntrica. Al final, se llega a la conclusión de que no necesariamente. Debido a que, según Jennifer Ouellete funcionan en la era digital como “reguladores de sentimientos” que siguen alimentando la necesidad psicológica de extender la explicación de uno mismo. Esto se ve claramente con las “influencers” de esta época, personas las cuales su trajo es influenciar en la vida de los demás a través de fotografías. En la mayoría de estas no muestran como es su vida, su rutina, su ropa, su maquillaje… Es decir, nos muestran una vida aparentemente perfecta a través de las cámaras. Pero en realidad, no sabemos nada de su vida real. Muchas de ellas la vida que nos muestran no llega a ser tan perfecta e incluso puede llegar a ser totalmente una mentira. Como la influencer Paula Gonu, quien hizo creer a sus 2 millones de seguidores que estuvo en Ibiza sin tan siquiera haber salido de casa. Esto lo hizo demostrándonos así que la vida que nos muestran, no siempre es la realidad.
Como bien dice el texto: “[…] un baile de máscaras especulativo donde todos podemos inventarnos cómo queremos ser. Somos dueños de nuestra apariencia y estamos en condiciones de gestionar esa apariencia según nos convenga”
Las influencers, como otros. Son la evidente prueba de que en esta era, la imagen ya no nos sirve simplemente para ser admirada, si no que ahora, se han convertido en una ocupación que va mucho más allá de los usos originales como; celebratorios, formalistas, introspectivos y hasta de transgresión política.

Dentro de la masiva producción de selfies se diferencian dos principales modalidades operativas; el autofoto y el reflectograma. El primero, al parecer es el menos utilizado en las redes ya que en este, el resultado es bastante cómico y normalmente suele utilizarse entre amigos y familia. El otro en cambio, cada vez está siendo más popularizado en las redes, entre los jóvenes. Una fotografía delante del espejo. Este es más utilizado debido a que es una manera directa de aparecer en la imagen, pero al tener el teléfono o el dispositivo, este tapa casi o completamente la cara. Entonces la gente, a mi parecer, se siente más segura de compartirla en sus redes, a diferencia de la autofoto donde se ve completamente el rostro y no siempre salir tan favorecida.

Hay personas incluso, que han llegado a considerar la fotografía analógica como una disciplina propia de los elfos, debido a que ambos expresan deuda manera diferente lo mismo, la verdad y la estética, el tiempo y la memoria. En cambio, la posfotografía es considerada sélfica, ya que ha consolidad un género de imágenes que ha llegado para quedarse.

En mi opinión, yo creo que la fotografía, en algún momento dado, tiene un antes y un después. Ya que es evidente el funcionamiento de una imagen a lo largo de los años. También es más que evidente la gran influencia que tiene la imagen en nosotros y lo fácil que es manipularla junto con nosotros, debido a que tenemos la gran tendencia de creernos todo lo que vemos. La imagen en esta era es tan poderosa como peligrosa.